La ciudad más grande de Marruecos, Casablanca, es uno de los centros económicos y culturales más importantes de África. La cara moderna de un país de costumbres que dejó de ser aquella exótica ciudad de las películas de los años 40 y se transformó en una metrópoli casi europea, con fuerte influencia francesa en su arquitectura. No tiene una medina antigua pero en el Paseo Marítimo se encuentra la imponente Mezquita Hassan II, además es punto de partida para visitar pueblos históricos y playas preciosas como El Jadida o Oualidia.
Casablanca es una ciudad en pleno proceso de modernización. Los hoteles aún relucen como el primer día, la zona nueva se ha convertido en sede de las empresas constructoras y la tradicional Plaza de Mohammed V está en plena transformación por la adición del moderno Gran Teatro de Casablanca.
Pero no todo es modernidad. Al visitar Casablanca también podrás ver edificios históricos como la Mezquita Hassan II, una de las más grandes y bellas del mundo, y símbolo de la ciudad. Aun así, al viajar a Casablanca descubrirás otros templos históricos que honran otras religiones. Fiel a su reputación cosmopolita y tolerante, en Casablanca encontramos la Catedral del Sagrado Corazón, del estilo Art Deco, o el Museo Judío de Casablanca, el único de su estilo en el mundo árabe.
Puede parecer que los viajes a Casablanca te sumergen sólo en un mundo de modernidad, pero la ciudad aun retiene algo de encanto marroquí tradicional en su pequeña Medina, un laberinto de callejones estrechos llenos de talleres y teterías que te permitirán conocer Casablanca en su más pura esencia tradicional.
Además, esta ciudad costera ha aprovechado su ubicación para promocionar sus fabulosas playas. El turismo en Casablanca aumenta durante la época estival, en la que se puede disfrutar de la Cornisa, cuyas playas están llenas de bañistas.