Fundada en la edad media, Moscú es una de las ciudades más grandes y caras de Europa. La capital de Rusia fue la sede de poder durante la época zarista y durante la unión soviética, albergando una grandeza monumental difícilmente comparable en el mundo. Al visitar Moscú veremos en el Kremlin y la Plaza Roja el alma de la ciudad, sin dejar de lado las catedrales y monasterios históricos con emblemáticas cúpulas entre otros tantos imponentes monumentos como rascacielos modernos y grandes museos de arte ruso. En los viajes a Moscú tendremos el privilegio de poder disfrutar de una vida nocturna que puede ir desde la elegante ópera y ballet hasta famosas discotecas y cafés intelectuales.
Para conocer Moscú hay que considerar ir al Kremlin y la Plaza Roja, símbolos no sólo de la ciudad, sino de la identidad rusa que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad. El Kremlin, la joya de la ciudad, es una antigua fortaleza rodeada de imponentes murallas rojas que albergan nada más y nada menos que 4 catedrales y unos opulentos palacios zaristas muy llamativos. Mientras, accediendo a la Plaza Roja encontramos la emblemática Catedral de San Basilio, con sus llamativas cúpulas.
Viajar a Moscú es una de las mejores opciones para rememorar la Guerra Fría en primera persona. Se puede acceder a la tumba de Lenin, observar búnkers nucleares laberínticos o aprender sobre la carrera espacial rusa en el Museo de la Cosmonáutica.
Los entusiastas del arte tienen la posibilidad de disfrutar del arte ruso en la Galería Tretiakov, el mejor museo de arte ruso en el mundo, o enfocarse en la literatura haciendo una ruta literaria por celebridades rusas como Gogol, Bulgakov o Tolstoy.
Debido a su condición de ciudad con un gran número de millonarios, parte del turismo en Moscú se enfoca también en el lujo, el ocio y las compras principalmente en GUM, un inmenso centro comercial que impresionará a los visitantes por su aspecto exterior, más parecido a un monasterio que a un centro de ocio.