Hostal Restaurante Arangoiti

Veníamos de esquiar y paramos a comprar pan en Yesa. Teníamos embutido e íbamos a hacernos unos bocatas. Pero vimos la carta del bar Arangoiti y no pudimos reprimirnos.

Hacía años que no comía tan bien. Pedimos solo una ensalada pero después de comérnosla nos animamos a pedir más. Estoy convencida de que si hubiéramos podido hubiéramos pedido todos los platos de la carta. Había un muy buen ambiente en el comedor y veías los platos pasar y te daban ganas de pedirlos. Los olores, un chuletón enorme que sacaron en un plato crepitante, el revuelto, la ensalada templada...Increíble!!!!!. Hemos de volver.