Obviamente, muchos de los monumentos importantes de Roma datan de la época del Imperio Romano. El Coliseo, el Foro Romano y el Panteón de Agripa son, sin duda, las estrellas de la ciudad, y son imprescindibles para cualquier viajero en la Ciudad Eterna. Sin embargo, mientras exploras las calles del centro histórico, te darás cuenta de que estos son solo el comienzo. Sitios históricos de Roma como las Termas de Caracalla, el Largo di Torre Argentina o el Circo Massimo sin duda merecen una vista, mientras que los amantes de la historia disfrutarán explorando joyas escondidas como el Foro Boario, el que fuera un próspero mercado de ganado de Roma, o la Domus Aurea, la residencia del infame emperador Nerón.
Saltando desde la época de los Césares hasta la época del Barroco, las fuentes de Roma también figuran entre los mejores monumentos para visitar en Roma. Desde su aparición en la clásica película de Audrey Hepburn, Roman Holiday, la Fontana de Trevi se ha convertido en uno de los principales monumentos de Roma y echar una moneda en sus aguas es todo un rito de paso para cualquiera que pisa la ciudad. Los amantes del arte también deben echar un vistazo a las impresionantes fuentes de Bernini, como la icónica Fuente de los Cuatro Ríos en el Plaza Navona, la Fuente de la Barcaza al pie de la Plaza de España o la Fuente del Tritón en la Plaza de Barberini.
Otro sello distintivo de Roma son las espectaculares columnas y los obeliscos egipcios que coronan sus plazas monumentales. Las miles de figuras talladas con detalle que adornan la Columna de Trajano y la Columna de Marco Aurelio son impresionantes para la vista, mientras que los ocho obeliscos egipcios que se encuentran en las plazas más concurridas de la ciudad te ayudarán a viajar a tierras de faraones sin salir de territorio romano.