Micrópolix

Ojalá hubiese tenido yo un Micróplix cuando era pequeño. Tendría un trabajo mucho más chulo del que tengo. Seguramente hubiese sido locutor de radio, piloto de avión, Dj, módelo o policía y tendría mucho mayor control sobre mis finanzas, incluso en estos aterradores tiempos de crisis.

Micrópolix es una auténtica ciudad a la medida de los más pequeños en las que por un precio no tan pequeño (desde 15 euros para mayores de 5 años que son los que pueden disfrutar de todas las actividades, desde 11 para los niños de 3 y 4 años, y 6 € para los mayores acompañantes) los chavales puedes probar la parte más divertida de ser mayor.

Micropolix es la síntesis de una buena idea mal gestionada.
Para empezar, encuentro un desacierto que los adultos paguen el dineral que pagan por no tener prácticamente actividades y sencillamente hacer colas o acompañar a los menores.
Ese es tema aparte: los menores.
Primero pagan lo mismo todas las franjas de edad cuando no todas las actividades pueden ser usadas por todos, debiera haber diferentes entradas en función de lo que pueden hacer dentro. Al igual que no es equitativo que niños que sólo pueden realizar el 50% de las actividades por edad hagan las mismas colas que los más mayores que tienen acceso al 100% de ellas.

El lugar es una maravilla para los más pequeños de la casa, en ese sentido está genial.
Ahora, en el tema de restauración, suspenso por todos los lados, caro y malo.

El servicio del restaurante es pésimo, la comida para celíacos es peor. A los adultos les dejan salir del recinto, o bien para ir de compras, fumar o irte a comprar, pero los peques no pueden salir, así que estás obligado por narices a comer dentro. No se puede tampoco pasar a su interior ningún tipo de alimentos.
Yo si vuelvo, será por mi hija, pero ganas a mi esposa y a mi no nos han quedado.

Entre entradas

Muy buena experiencia, los niños aprenden mucho y para su futuro les es muy útil. En metrópoli se enfrentan a los más parecido que es el mundo real. Y eso les ayuda a defenderse mejor en la vida del día a día que en definitiva es lo más difícil de su nueva vida.

Es un agradable lugar donde los pequeños pueden jugar a escoger un trabajo por el que les pagan con dinero irreal y les van sellando su cartilla

En el centro comercial Allegra justo enfrente de Style Outlets su fachada simula un barco, es un sitio perfecto para que los niños pasen la tarde y vivir una experiencia diferente.

La verdad que a los niños les encanta ponerse retos y trabajar para conseguir logros, fases, conducir...

Los niños lo pasan genial. A los adultos se les hace un poco pesado todo el día allí adentro.

Que chuli, ¡es como volver a la infancia!