Lagos Bachalpsee

Si tuviera que quedarme con una ruta absolutamente de ensueño, esa sería la que realicé este Verano en Suiza hasta los lagos Bachalpsee.

En un paraje idílico, rodeado por los alpes, bosques de abetos y en un entorno completamente libre de contaminación, llegamos a la ciudad de Grindelwald para allí coger un teleférico hasta la estación de First, a más de 40 metros de altura, por las alturas y sintiéndonos un pájaro sobrevolando el valle de Grindelwald, sobre infinitas praderas y casitas de chocolate ante la mirada de los glaciares del Eiger y cómo no, el todo poderoso Jungfrau y sus más de 4000 metros de altura.

El contraste entre este pequeño lago, el cielo azul, el prado verde y las montañas blancas al fondo que surgen como inmenso telón de fondo, solo es comparable a verlo todo reflejado en sus aguas.
Se accede cómodamente en menos de una hora desde una de las paradas del telecabina de Fist, la del hotel First, en Grindelwald. La mejor época: junio, cuando los prados están repletos de flores y quedan retazos de nieve aquí y allá.