Se encuentra en el mismo Monasterio de Guadalupe, en un remanso de paz y de tranquilidad y en un entorno natural privilegiado.Un pequeño hotel de 47 habitaciones que es una delicia para los que lo visitan, con un claustro gótico admirable.
Desde la Hospedería se tiene libre acceso al claustro mudéjar del Monasterio y a la Basílica.
Tras un rato decidiendo donde comer, la intención era asegurarse una buena comida, así que directo a este lugar de II tenedores y donde un solomillo de cerdo ronda los 17 euros. como ya advierte el título la guarnición se componía de champiñones de lata tipo hacendado y patatas fritas congeladas del carrefour.... Sinceramente lo único que pasa de lo cotidiano es el entorno...
No te pierdas la música celestial que se escucha en el claustro de esta maravillosa hospederia.
Buen sitio a la espalda de la catedral de Guadalupe.